17.5.10

103# Él

Él, con una mirada me paraliza. Y con otra mirada me hace querer correr. Él, con una sonrisa me congela. Y con esa misma sonrisa me hace sentir un fuego que me recorre hasta médula. Él, con una palabra me levanta. Y con esa misma palabra, alegra mis días, noches, mañanas y tardes.
Él, no sé si sabe, pero sabe hacerme pasar por todos los colores. Él, es un maremoto de emociones. Él, es un mar de confución. Él, es un tornado de contradicciones. Él, es un huracan de sensaciones.
Él es un subi-baja de sentimientos. Un tobogán, que despacio, me hace subir, subir, subir, para luego, en una fracción de segundo, estar nuevamente en el piso, queriendo subirme otra vez. Una calecita, que no se marea de dar tantas vueltas.
Él está presente en mi noche y en mi día. Antes que el sol se levante y después de que se oculte. Es el monumento a la incertidumbre. Es una incógnita. Es un misterio. Es una x en mi ecuación. Una luz y una sombra. Es un si y un no. Es un amor-odio. Es un odio-amor. Al fin y al cabo es más amor que odio.
Él es la perfecta imperfección y la imperfección más perfecta. Es mi mejor defecto. Es mi peor virtud. Es mi sobrante. Es mi faltante. Es lo que quiero pero no necesito. Es ese mal, en medio de mi bien. Es ese bien, en medio de mi mal. Es ese vicio, que siempre se quiere dejar pero es imposible abandonar. Es esa obseción que nubla mi obrar, mi mirar, mi vivir. Es la ausencia presente. Es la presente ausencia. Es creer saber. Es saber creer. Es absolutamente todo. Es absolitamente nada.
Él es lo primero que quiero mirar al despertar, lo último que quiero escuchar antes de dormir. Él, quiero que pronuncie mi nombre en su último suspiro del día. Quiero ser su primer pensamiento en cada despertar. Él, quiero que me busque por las tenuemente iluminadas calles, todas las mañanas. Quiero que sea él quien me busque con la mirada cuando sale. Quiero que sea él quien invente excusas, quien se gaste en intentar, quien se esmere en mejorar.
Él esta fuera del alcance de mis manos. Ellas lo saben. Mi cerebro esta al tanto. Mi cuerpo es conciente de ese hecho. ¿Qué más puedo hacer? Nada. ¿Nada? Mi cuerpo no responde a los impulsos. Mi cerebro actúa haciendo oidos sordos a lo que sé. Mi mirada sigue buscando en la calle, por más que sé que no sirve de nada, porque nuestras miradas no son de esas que sonrien al verse. No tiene sentido. Es una pérdida de tiempo. Mi tiempo le pertenece. Es una pérdida de él.

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