29.12.09

86# Welcome 2010

Esta era a la parte del año a la que no quería llegar. Donde me paro en la recta final Dosmilnueve, miro hacia atrás y hago el 'balance'. Muy por arriba fue un año malo. De todos modos nunca puede ser, estar, parecer todo mal. ¿NO?
Conocí gente copada. El verano pasado la pasé bien. Las vacaciones de invierno fueron un embole gracias a la gripe chanchi.
Odié. Amé. Discutí. Pedí perdón. Golpeé. Abrasé. Fui golpeada. Fui Abrasada. Lloré cuando tenía que llorar. A veces no. Otras veces lloré cuando no debía. Sonreí. Reí. Reí hasta que me dolió la panza. Reí hasta llorar. Lloré de risa. Suspiré. Susurré. Hablé. Grité. Peleé. Me equivoqué. Mucho. Me desmoroné. Arreglé. Me arreglé. Me armé de nuevo. Me ayudaron. Ayudé (espero haberlo hecho bien). Me insultaron e insulté. Bailé. Me divertí. Salí. Tomé. Llamé. Me llamaron. Dije incoherencias. Planteé incoherencias. Escuché incoherencias. Ordené mi desorden. Lo volví a desordenar. Me busqué. Encontré partes de mi que daba por perdidas. Me perdí. Me encontré. Me encontraron. Perdí varias cosas. Algunas las recuperé. Recorrí nuevos caminos. Busqué cambiar de ambiente. Estuve cómoda. Estuve incómoda. Crecí. Cambié. ¿Cambié?. Cambiaron. Me cambiaron. Me aferré. Me solté. Me abrí a nuevas cosas. Me lastimaron. Me cerré de nuevo. Olvidé. Recordé. Olvidé que recordé. Recordé que olvidé. Cumplí promesas. Rompí promesas. Gané confianza. Perdí confianza. Besé. Me arrepentí. Hablé. Callé. Hablaron. Callaron. Dije algo que guardé en secreto mucho tiempo. No obtuve respuesta. Entendí. Me confundí. Muchas veces. Dudé. Pregunté. Respondí. Sufrí. Me divertí. Me alegré. Rompí los esquemas que tenía marcados. Me superé. Me defraudé. Amé. ¿Amé?. Amé. Escuché. Leí. Miré. Cerré la boca. Cerré los ojos. Me tapé los oídos. Miré para otro lado. Me arrepentí. Me vi moviendome en otra dirección. Me encontré retomando camino. Me crucé con mucha gente. Con alguien cuando no lo esperaba. Esperé. Llegué. Vine. Me fui. Volví. Presté hombro. Me prestaron hombros. Perdí tiempo. No lo recuperé. Me vi dando un paso para adelante. Cuando caí, estaba dos pasos más atrás. Volví al mismo lugar. Hice. Dejé de hacer. Acompañé. Me acompañaron. Cerré los ojos y pasó el tiempo volando. Llegué a estar 15 metros arriba del suelo. Llegué a estar 15 metros abajo del suelo. No caía. Me hicieron caer. Me abrieron los ojos. Regalé perdones. Regalé besos. Regalé caricias. Regalé te quieros. Me regalaron te quieros, perdones, y razones. Algunos los recibí bien pero al poco tiempo noté que eran de mentira. Otros no los recibí. Algunos todavía los conservo, por si algún día toman valor. No me animé. Me animé. Me llené de valor y dije lo que pensaba. Llena de miedo, cerré la boca y dejé pasar todo. Tuve miedo. Mucho. Gasté palabras. Me prometí cosas que nunca cumplí. Cuestioné. Demasiado. Cedí. Dí razones. Me importaron opiniones vacías. Me llené de palabras vacías. De palabras sinceras. De palabras sinceras que no eran para mi. Supe cosas. Me enteré de otras tantas. Me indigné. Recapacité que no hay tiempo. Hay que vivir hoy, ahora. Aprendí que antes de correr, hay que poder pararse en dos pies. Gané. Perdí. Disfruté las derrotas. Me reí de mis derrotas. Lloré de otras tantas. Eché la culpa por ellas al resto. JÁ, como si el resto tuviese la culpa. Desconfié. Creí en mi sentido común. Llegué a creer en los demás antes que en mi. Aprendí que hay que saber las reglas antes de jugar. Entendí que me falta mucha cancha en algunas cosas. En algunas más que otras. Logré que en mi cabeza entrara la idea que me falta mucho por madurar. No soy lo suficientemente madura para algunas cosas. A mi al rededor la gente crece, avanza, a su ritmo. Está bien ir al mio. Lo comprendí a la fuerza. Me rebusqué. Escuché lo que quise cuando quise como quise. Juzgué. Prejuzgué. Abusé de mi suerte. Tenté a la misma. Me hice la viva. Cuando pude. Canté. En lugares inapropiados. Nos autodenominamos 'Zorris'. Comimos. Hicimos picnics. Saqué fotos. Retraté momentos. Cada tanto las veo y recuerdo. Me fotografearon. En situaciones inapropiadas. Me enojé. Me reí. Lo acepté. Hicimos cosas graciosas. Creamos anécdotas. Hicimos videos. Miramos esos videos. Subimos esos videos a internet. Reí demasiado. Guerras de agua. Guerras verbales. Guerras de palabras. Palasos van. Palasos vienen. Gente nueva. Nuevos grupos. Todo nuevo. Nada nuevo. Emociones. ¿Pasajeras? Mensajes, llamados. Cientos de mensajes. Cambios. Intercambios. Cosas olvidadas. Canciones que marcaron momentos. Situaciones que marcaron momentos. Momentos que quedaron marcados. Nuevas metas. Demasiados momentos que quedaron en mi memoria. Y si se me olvidan sé que están esas personas que no te lo dejan olvidar. Golpes, caidas tropezones, rinrajes, tiradas a la pileta. Tetshot. Ping-Pong. Pool. Handball. Yo Nunca. Caix. Unicenter. Viqui's. Peace's. Juchi's. Josi's. Fiestas. Quinces. Río. Verano. Otoño. Invierno. Primavera. Verano. Buenos humores. Malos humores. Caras de dormidos a las 7.30 am. Risas que duran toda la mañana. Caras de orto que duran toda la mañana. Sabados en la iglesia. Juegos. Charlas. Gente nueva. Algunos copados. Otros no.
2009. Pasaste volando. Te llevás recuerdos, risas, llantos, amores y desamores.
2010. Tomatelo con calma. Trae nuevas situaciones, risas y amores. En cantidad.

24.12.09

85# Deja Vù

Una noche más. Una noche que se repite. Similar a otras tantas noches. En una cama, la cabeza, hundida en la almohada, da mil vueltas. Son dos segundos de silencio, mientras espero que la misma canción se repita por enésima vez. En sus versos cuenta una historia de amor. Una historia de amor con final feliz.

Escucho el silencio y de fondo las estrofas que se repiten una y otra vez. Cierro los ojos. Espero. Espero que suene esa canción que suena cuando llega un mensaje. Una parte de mi sabe que es en vano. Otra mantiene una esperanza que revivió cuando, una vez, esa canción sonó y no la esperaba.

Es por tu bien…”, “No quiero que termines lastimada…”, “Después no vengas llorando…”, “Vas a ver, va a ser como todas las otras veces…”, “Date cuenta de una vez…”, “¿Seguís con eso? ¿No te aburrís?...”, “Dale amiga, pasaron dos años ya…” son algunas de las frases que pasan por mi cabeza como un cartel luminoso, como luces de neón con colores estrambóticos que encandilan. Son algunas de las frases que tanta gente me repitió hasta que se cansó. Yo también me cansé. Me cansé de escucharlas porque sé que no me van a quedar. No voy a hacerles caso, ni seguirlas. A veces necesito sólo hablar. Porque sé la respuesta, a veces necesito que me escuchen. Pero hasta yo me cansé de contarlo. Yo me asqueé de nombrarlo. Me saturó le hecho de tenerlo siempre presente. Me parece que fue suficiente, pero no termino de convencerme. Quedaron claras las cosas, quiero creer. Pero no me convenzo a mi misma.

Esas dos semanas que en mi mente estaba otro ser presente, aun que haya sido más superficial, ni lo pensaba. Su nombre era un vago recuerdo. No era lo primero cuando me despertaba, ni lo último antes de dormir. Se sentía muy bien eso. Verdaderamente. Y supuse que seguiría así.

Pero obviamente, dado que no se como manejar las situaciones cuando no están a mi favor, en el primer instante donde parecía que las cosas no estaban bien, volví a mi (no tan) antiguo vicio de hablarle, lastimarme, verlo, lamentarme, mirarlo, sonreírle, buscarle. Y así fue que de un momento a otro, terminé por llamarlo diez veces. Terminó por volver a escuchar esas palabras que le había dicho seis meses atrás, pero, en esta oportunidad, de mi boca no salieron. Terminó por escuchar y leer una frase que sabía, le iba a doler. Terminamos por hablar hasta altas horas de la madrugada sobre mil cosas diferentes. Haciendo chistes, contado historias. Como hacía años que no hacíamos. Le pude decir las cosas que me molestaban, lo cual fue un alivio para mí. Llegué a saber más cosas de él en esas conversaciones que en dos años. Y si… cometí la mayor ¿estupidez? Pudimos hablar. Lo invité a hablar con un par de excusas. Cara a cara. Como hacía mucho tiempo no hacíamos. Como nunca habíamos hecho. Recordé que era lo que me encantaba de él: la sonrisa, la mirada, el tono de voz, los pequeños gestos que intentaban hacerlo parecer agresivo. Conocí su risa. No la había escuchado antes. Suelo reírme de risas. Pero esta risa en especial, no me causaba… risa, sino una especie de ternura. Una vez que se había ido, quise volver a verlo. E hice que la música que sonaba en su celular cuando llegaba un mensaje, sonara. Quise tirar una indirecta. Me salio. Pero se arruinó el plan. No me importó tanto. Esa noche fue tranquila. No pasaba nada. Me fui a dormir temprano. Y sonó. Sonó la música. Sonó esa música. Mire la pequeña pantalla y su nombre estaba ahí. Me recriminó el plan arruinado. Sonreí.

Ahora recuerdo todo esto. Con la cabeza todavía en la almohada, tarareando la misma canción, sonriendo cuando recuerdo sus chistes, sabiendo que la situación no se va a volver a repetir, sabiendo que no va a volver a sonar mi música, esa música. Por lo menos no esta noche. Ni la siguiente. Y ahora, volcando todo esto a mi diario virtual, me doy cuenta que no quiero. Por hoy, no quiero que suene la música, no quiero que titile la pequeña ventana en la parte inferior de mi viejo monitor, no quiero caminar por las calles donde creo que lo puedo cruzar. Si. Una vez más lo quiero olvidar.

14.12.09

84# Si Pero No

Quiero que todo sea diferente, pero que se mantenga igual.

Quiero crecer, pero quedarme como estoy ahora.

Quiero entender, pero no.

Quiero cambiar, pero mantenerme como soy.

Quiero buscar, pero no quiero encontrar nada más.

Quiero aprendedr, pero no quiero saber demasiado.

Quiero intentar, pero no quiero fracasar.

Quiero avanzar, pero prefiero quedarme donde estoy.

Quiero empezar de cero, pero quiero seguir lo que empecé.

Quiero terminar con todo esto, pero no quiero olvidar.

Quiero dejar de quererlo, pero no quiero.

13.12.09

83# Wordplay

Al principio pensaba que no debía escribir sobre el tema porque, para ser sincera, no llegó a ser un tema, pero fue increible como un par de conversaciones llevaron a algo que no se esperaba. Nadie lo imaginaba. Ni yo. Supongo que me perdí entre palabras y terminé por darle una oportunidad a lo que parecía algo nuevo y diferente.

Es normal entre las mujeres que, por ejemplo, (en algunos casos) cuando una amiga te cuenta lo que le dice alguien, una salte con el "tené cuidado, puede ser que sea un chamuyo y nada más. No te iluciones todavía". ¿Intuición femenina? Tal vez. ¿Quíen sabe?. Más de una vez pasa eso. Lo que pasa es que no pude darme cuenta cuando me estaba pasando a mi. O tal vez sí - por algún motivo quise callarme y esperar a ver que pasaba. Supongo que en ese momento supe que cuanto más lo contara o más hablara del tema más real se volvería y más me creería las palabras que salieron de la boca ajena, y, obviamente, más me dolería si no funcionaba.

Podría decir que no tuve muchas esperanzas desde el principio, tampoco era algo sobre lo cual una puede expectar mucho, ya que es cuestión de tiempo y no solo depende de una, sino del otro también. Las charlas se mantuvieron. Todo se mantuvo igual. Lo único que cambiaba era yo.
¿Cómo puede ser que un par de palabras simpáticas modificaran tanto en mi? No solo mi autoestima, sino también la confianza en mí misma. Y sí, piensen que es exagerado, puede ser, pero es lo que en ese momento sentía. Mantener la cabeza ocupada este nueva 'loqueseaquefue' me ayudaba, al mismo tiempo, a olvidarme, o mejor dicho, no pensar en el otro tema que me quitaba el sueño.

Pero todas las palabras y etc. se borraron en dos semanas, de un modo repentino. Los alagos cambiaron por miradas y silencios cortantes. Supongo que es más fácil ignorar y evadir que afrontar las situaciones, asique no puedo culparlo mucho. ¿O sí?

Por fín, la tensión terminó cuando se dignó a decir qué era lo que pasaba. En el momento no reacioné. Necesité que alguien más preguntara por mi respuesta para darme cuenta que la conversación con él había terminado, y con ella, mi oportunidad para decir lo que tenía adentro, mi autoestima y la confianza - no solo en mí, sino en los demás.

Quise y quiero decir lo que pienso aún, pero mis intentos para que llamara por última vez fueron inútiles.

Ahora todo está normal otra vez. Ahora volvimos a ser dos desconocidos que eventualmente se cruzan. Ahora mi autoestima volvio a donde estaba. Pero hay algo que no volvió: La confianza en los demás no va a ser la misma de antes. O sí, pero va a tardar.

Lo que si cabe remarcar, es que no era necesario. No había necesidad de hablar en vano, de gastar palabras, de decir cosas que no son ciertas. Díganme si no es más fácil plantear el objetivo antes de llenar de palabras vacías algo para luego "recordar" que no es lo que queremos.

4.12.09

82# I Hate This, Those and That

Odio no entender qué pasa al rededor mío. Odio lo que estoy viviendo estos días. Hace tres días que no entiendo mucho lo que pasa al rededor mio. Todo me afecta. Lo bueno se convierte en malo. Lo malo que estaba lejos, se acerca. Lo que parecía normal ahora es completamente extraño. Lo que parecía facil ahora es una complicación más. Las cosas definitivamente no salen como espero. ¿Perseguida? tal vez.

En este momento más que nunca necesito saber, entender, lo que está pasando. Quienes están y quienes no. Quienes vienen y quienes van. Más que nada, quiero saber si alguien va a estar atras mio para sostener mi espalda en caso que caiga. Si alguien va a tomar mi mano si tropiezo.

Si, es posible que sea, básicamente, un resultado de mis actos y acciones, pero esta inseguridad me tomó por sorpresa. ¿Alguien puede explicarme cómo, un día, se puede ser tan feliz que todo lo demás parece desvanescerse, y al otro día sentirte tan miserable que lo que parecía transparente ahora es más oscuro y denso que de costumbre?

Así me siento yo, definitivamente. Tengo la necesidad de llorar, tirarme en la cama, mirar la película más triste que encuentre, y llorar... por horas... sin que nadie me ordene "no llores". Necesito irme, salir, estar con otra gente, olvidarme de todos y de todo.

Pueden decirme exagerada. Pueden decirme dramática. Pueden decime como quieran, de todos modos no planeo escuchar a nadie. Quiero encerrarme en mi, quedame ahí hasta que sienta que todo se aclaró o que por lo menos dejó de llover (metafóricamente hablando).