24.12.09

85# Deja Vù

Una noche más. Una noche que se repite. Similar a otras tantas noches. En una cama, la cabeza, hundida en la almohada, da mil vueltas. Son dos segundos de silencio, mientras espero que la misma canción se repita por enésima vez. En sus versos cuenta una historia de amor. Una historia de amor con final feliz.

Escucho el silencio y de fondo las estrofas que se repiten una y otra vez. Cierro los ojos. Espero. Espero que suene esa canción que suena cuando llega un mensaje. Una parte de mi sabe que es en vano. Otra mantiene una esperanza que revivió cuando, una vez, esa canción sonó y no la esperaba.

Es por tu bien…”, “No quiero que termines lastimada…”, “Después no vengas llorando…”, “Vas a ver, va a ser como todas las otras veces…”, “Date cuenta de una vez…”, “¿Seguís con eso? ¿No te aburrís?...”, “Dale amiga, pasaron dos años ya…” son algunas de las frases que pasan por mi cabeza como un cartel luminoso, como luces de neón con colores estrambóticos que encandilan. Son algunas de las frases que tanta gente me repitió hasta que se cansó. Yo también me cansé. Me cansé de escucharlas porque sé que no me van a quedar. No voy a hacerles caso, ni seguirlas. A veces necesito sólo hablar. Porque sé la respuesta, a veces necesito que me escuchen. Pero hasta yo me cansé de contarlo. Yo me asqueé de nombrarlo. Me saturó le hecho de tenerlo siempre presente. Me parece que fue suficiente, pero no termino de convencerme. Quedaron claras las cosas, quiero creer. Pero no me convenzo a mi misma.

Esas dos semanas que en mi mente estaba otro ser presente, aun que haya sido más superficial, ni lo pensaba. Su nombre era un vago recuerdo. No era lo primero cuando me despertaba, ni lo último antes de dormir. Se sentía muy bien eso. Verdaderamente. Y supuse que seguiría así.

Pero obviamente, dado que no se como manejar las situaciones cuando no están a mi favor, en el primer instante donde parecía que las cosas no estaban bien, volví a mi (no tan) antiguo vicio de hablarle, lastimarme, verlo, lamentarme, mirarlo, sonreírle, buscarle. Y así fue que de un momento a otro, terminé por llamarlo diez veces. Terminó por volver a escuchar esas palabras que le había dicho seis meses atrás, pero, en esta oportunidad, de mi boca no salieron. Terminó por escuchar y leer una frase que sabía, le iba a doler. Terminamos por hablar hasta altas horas de la madrugada sobre mil cosas diferentes. Haciendo chistes, contado historias. Como hacía años que no hacíamos. Le pude decir las cosas que me molestaban, lo cual fue un alivio para mí. Llegué a saber más cosas de él en esas conversaciones que en dos años. Y si… cometí la mayor ¿estupidez? Pudimos hablar. Lo invité a hablar con un par de excusas. Cara a cara. Como hacía mucho tiempo no hacíamos. Como nunca habíamos hecho. Recordé que era lo que me encantaba de él: la sonrisa, la mirada, el tono de voz, los pequeños gestos que intentaban hacerlo parecer agresivo. Conocí su risa. No la había escuchado antes. Suelo reírme de risas. Pero esta risa en especial, no me causaba… risa, sino una especie de ternura. Una vez que se había ido, quise volver a verlo. E hice que la música que sonaba en su celular cuando llegaba un mensaje, sonara. Quise tirar una indirecta. Me salio. Pero se arruinó el plan. No me importó tanto. Esa noche fue tranquila. No pasaba nada. Me fui a dormir temprano. Y sonó. Sonó la música. Sonó esa música. Mire la pequeña pantalla y su nombre estaba ahí. Me recriminó el plan arruinado. Sonreí.

Ahora recuerdo todo esto. Con la cabeza todavía en la almohada, tarareando la misma canción, sonriendo cuando recuerdo sus chistes, sabiendo que la situación no se va a volver a repetir, sabiendo que no va a volver a sonar mi música, esa música. Por lo menos no esta noche. Ni la siguiente. Y ahora, volcando todo esto a mi diario virtual, me doy cuenta que no quiero. Por hoy, no quiero que suene la música, no quiero que titile la pequeña ventana en la parte inferior de mi viejo monitor, no quiero caminar por las calles donde creo que lo puedo cruzar. Si. Una vez más lo quiero olvidar.

2 comments:

Seb said...

Ay Caro por favor... la entrada mas sincera que te he leido creo... me encanto esto "A veces necesito sólo hablar. Porque sé la respuesta, a veces necesito que me escuchen."
Beso enorme mi negra.

Anonymous said...

FELICES FIESTAS CARUUUU/Rosa!