Mientras estaba en mi cuarto, contemplando el lugar en el que paso la mayor parte de mi tiempo y repitiendo la misma canción para fingir que el tiempo no pasa, caí en la cuenta que, no es por darmela de Madre Teresa ni mucho menos, gasto parte de mi tiempo en aconsejar a otros. Esta bien, puede que lo necesiten, pero mientras ellos tienen problemas con alguien, mi problema es la falta de ese alguien. Sé muy bien que el hecho de mencionar el tema ya me produce cierta angustia (esa sensación en la boca del estomago...). Desde siempre le tengo miedo. Si, tengo miedo de caer por alguien. Lo cual en mi es complicado porque caigo muy rápido pero tardo mucho en olvidar. Siempre que me enamoro (odio decir esa palabra, así que voy a tratar de repetirla la menor cantidad de veces posibles) de alguien termino mal.
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