No reacciona. Quiere, per su cuerpo no responde a los impulsos. O quizás su cerebro ni los envía. ¿Para qué moverse? Lucha y sigue luchando contra ella misma. ¿Para qué? Si es inutil, su cerebro se reusa a reaccionar. Tuvo razón por primera vez y no le gustó. Su pesimismo era usual, pero jamás había acertado. ¿Cábala?
Su ilusión blindada - más bien los vestigios de esta - había terminado de ser penetrada por palabras semejantes a balas poderosas. Inservible es juntar ahora los diminutos pedazos que amenazan con lastimarle las manos.
Necesita reaccionar para avanzar, correr, huir, llorar, pensar en otra cosa.
Sus ojos secos. Sus manos completamente vacias. Sus piernas inmóviles solo se mueven cuando sueña que todo lo ocurrido es un sueño. Repite en su cabeza las palabras del muchacho. Repasa en su cabeza todas las evidencias que la llevaron a tan acertada conclusión.
Él no comprende. Nunca comprendió a decir verdad. ¿O si? ¿Y si en verdad es como le repiten constantemente? 'Es aproposito, te está usando' Ya lo creyó una vez, otra vez y mil veces más. No logra terminar de convenserce de aquello.
Desde donde ella lo vé, él es un mundo aparte. Llega a conocerlo tan bien que se sorprende de todo movimiento que hace. Es ilógico. Pero cuando se trata de su mundo en relación al de este ser, nada es normal. En su mundo, sin él, no está feliz. O sí. Le da igual, a la altura a la que supo llegar, le da todo lo mismo.
Tres años pasaron desde que la mirada de este cuasi-mítico ser le sacó brillo a sus ojos. Un día, una semana, un mes, diez meses, un año, tres años. ¿Qué más da? Ya perdió tres años. ¿Qué es una semana más? No le importa nada. No le importa a nadie. ¿Por qué piensa eso? Es un error. Otro afortunado error por que alguien se encarga de hacerle saber que si importa, que si es relevante y que es necesario que se levante, reaccione y siga adelante, por que nada de eso importa. Ella sonríe. Algo tan inusual como normal. Mojó su cara. Junto sus cosas. Puso en orden su ambiente. Ese cuarto en el que pasó un cuarto de día mirando el techo.
Ese cuarto donde lo había llorado, escuchado, soñado, visto, querido, odiado, incluso olvidado. Donde habia confesado y reafirmado palabras dificiles de pronunciar. Si lo habrá nombrado estando sentada en esa cama, con el telefono en la mano. Esas cuatro paredes todavia hacian eco y en ese eco lo nombraban. Esa habitación, pronto iba a olvidar ese nombre.
El cuarto queda mudo. Solo la cortina se mueve con el viento que intenta entrar y revolver las hojas que se hayan en el suelo.
Huye. Se levanta y huye. ¿Por qué huir y no saber el resultado final? Pero ¿Por qué quedarse y perderse todo lo que es vivir?
Magno
9 years ago
2 comments:
Ay amor... me encantó.
a mi me encantás vos. Frase trillada pero cierta.
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