No estoy segura pero puede ser que haya llegado a un punto donde siento que es necesario parar. Detener esta farsa y dejar de jugar a que todo existió en un mundo aparte del de mi cabeza. Siento que es lo mejor para mi. Al fin y al cabo, esto sólo me afecta a mí. ¿O puede que a alguien más también? Puede sonar egoísta, pero si deseo cambiar mi actitud, mi forma de reacción, va a ser exclusivamente para mi beneficio. Los demás, se supone, que te deben aceptar como sos o no aceptarte y punto.Y la verdad no sé bien a qué tengo miedo, nunca fui mucho de apostar. Una corazonada me dice que es hora de pagar. Y lo peor es que estos días ando seco. No tengo un peso para dar. Las lágrimas quiero guardarlas para mi juicio final. Y cuando tu cigarro se consuma sin parar siempre mi voz vas a escuchar, y ahí te vas a decir que hay que saber cuando parar.
El hecho de seguir dando vueltas con actitudes dignas de preescolares es lamentable. "No te presto. No te hablo. Te ignoro. Te corro la vista si me mirás. No te contesto y te evito".
No digo que seamos adultos, por que nos falta para llegar a eso. Sin embargo, estamos más cerca de la adultez que de la niñez. Creo que es momento de parar. De bajarnos de este juego de niños. De detener todo este conflicto inexistente. ¿De qué te sirve? Es por que querés, porque motivos no hay. Si hay, es simple como abrir la boca y decir lo que te molesta. No te prometo cambiar. No te prometo el mundo a cambio que me perdones, por algo que nunca pasó.
Es increible. No solo vos, yo también. Las actitudes de niños que pareciera que nunca vamos a dejar. Preguntate si no es más fácil hacer las cosas bien de una, que repetir quince veces lo mismo sin intención de mejorar. ¿No? ¿No te resulta menos cansador?
¿No te resulta agotador actuar como un infante? A mi sí. Me cansa a tal punto que no puedo sostener esa actitud por mucho tiempo.
No esperes que juegue a tu juego. No son tus reglas. No son las mías tampoco. No me voy a esforzar. No voy a llorar. Aunque no sea mi filosofía el hecho de ahorrar, voy a guardarme las lágrimas para algo que realmente importe, no algo efímero, alguien efímero.
A si mismo no espero que entiendas. No te pido que comprendas. No te pido que interpretes lo que digo. Nunca sería capaz de pedirte tanto. No te voy a pedir que recuerdes lo que supimos decir, hacer, no hacer y no decir. No te pido que dejes de lado tu ira, enojo, angustia. No te pido nada muy dificil. Te pido que aguantes si reacciono. Te pido que no digas que no intenté. Te pido que digas que no me acerqué.
Lo que pase de ahora en más, corre por cuenta tuya.
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