No había necesidad de salir de la nada a arruinar esa estúpida rutina de no contestar a mi con una cálida palabra. El hecho de hablar después de un hiriente pero previsto silencio es tan devastador como productor de falsas esperanzas. Falsas esperanzas que en mí se convierten inevitablemente en una nueva esperanza, en una nueva ilusión. No había necesidad de romper tu silencio acordado casi obligatoriamente para mí. Esperé que para el fin de este período todo volvería a estar como antes de darme cuenta. Pero sigo pensando que no había necesidad de arruinar mi paz, mi armonía con un "Hola, ¿Cómo andas?", que no esperaba, según creo yo, ninguna respuesta más que "Bien, bien. ¿Vos?".
Tal vez... tal ves querías saber algo, pero no te animaste a preguntar por miedo a la típica reacción -disimuladamente- celosa mía. O estabas aburrido y sentías la necesidad de hablar un rato sobre cosas que sabías bien que podían engancharme en algún modo. Tantas cosas que se me cruzan por la cabeza. Pero eso es por mi estúpida costumbre de hacerme la cabeza por cualquier cosa que pase.
Magno
9 years ago